8.30.2010

El estandarte

Difícilmente opino sobre temas políticos, pero en esta ocasión haré una excepción por lo claro que me parece el resultado del que abordaré.

Desde el momento en el que se vislumbraban las primeras oportunidades para que se abriera el debate sobre la legalización de las uniones entre personas del mismo género en el Distrito Federal, quedaba claro que, más allá del avance social que pudiera representar, esto sería un capital político para la izquierda y un enfrentamiento de la iglesia y la derecha con sus propios demonios. Pues que ocurre, hijas!

Después, el tema llega a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Escrito así, con mayúsculas, hasta se ve bonito, hasta impone, hasta parece verdad. Vaya, que hasta la propia justicia debe estar desacostumbrada a ver su nombre con mayúscula al principio, dada la minúscula importancia que en este y otros países le damos. Pero no nos desviemos del recto camino que, dicen, es el de la virtud. Decíamos, que llega el tema a la Suprema blablablá y que los magistrados, tan doctos ellos, tan propios ellos, tan justos e iluminados ellos, deciden con su gran sabiduría que sí, que todos semos iguales y que jotitos y traileras pueden contraer lo que viene siendo el matrimonio, pues. Pero ay, Jesucristo aplaca tu ira! No sólo eso, si no que consideran la posibilidad de la adopción.¡Zas, culeras! ¡Culeras, apostólicas, romanas y arzobispales! Pues vaya, que lo que bien sabido es (pero también bien callado) es que todos guardamos sospechas sobre las decisiones de estos señores. Pero que uno de nuestros sacrosantos, santificados y purísimos representantes eclesiásticos se le ocurre decir que esto es obra del mal, encarnado en la persona del carnal Marcelo. Y que le hace segunda otro monito vestido con hilos dorados. ¿Pos cómo se les ocurre, manas obispos? Vaya que ni cuando se están cogiendo chavitos atrás del altar se les ocurre semejante pendejada, hijas. Pues no, pero es que les ganó el coraje y dejaron salir los años de frustración. No, manas cardenales, ecuánimes y con las rodillitas juntas, recuérdenlo. Recuerden aquello de que "después de cinco minutos es ardor". Pos ardor purpúreo, vaticanístico y guadalupano es lo que les va a dar, porque acaban de darle las armas al enemigo.

Ahora, claro, Marcelo tomará la causa de los gaicitos y lesbianitas indefensos cual moderno estandarte de la Virgen de Guadalupe y aprovechando los festejos del Bicentenario lo hará ondear en el aire enrarecido de la atmósfera electoral de este país, lo que le ganará adeptos entre los progresistas y seguramente un maravilloso...2% de votos para su partido. ¿Dos por ciento? ¿Nomás? Sí reinas y a lo mejor me vi espléndido. En un país en el que el electorado no cree en las instituciones algo así ya no hace mayor diferencia. Claro que representará un capital político para el PRD y agregados culturales, pero no es el gran tema y en unos meses será olvidado.


Lo verdaderamente interesante es que, como bola rebotando en la esquina de una mesa de billar, el dichoso tema ha puesto en el mapa social con fuerza y sin tapujos, a la tan mentada comunidad gay. Ahora ya las señoras persignadas tienen que chutarse el tema en la televisión, nuestros niños escuchan hablar de parejas del mismo sexo, se toca el tema en las escuelas y los maestros y papás ya no se podrán hacer para lo oscurito. Independientemente del uso político o mediático del tema, ese porcentaje de la población homosexual ha dejado la invisibilidad. Y es mejor ser el tema abierto de unos meses que el tema oculto de toda la vida. Al final, la mayor parte de esta comunidad no tomará tan en cuenta este nuevo derecho a la hora de votar, porque ya lo tienen. Los que lucharon por él ya son o muy mayores o con una postura política definida desde hace mucho y al final, las pequeñas batallas se seguirán librando en lo individual, en el centro mismo de las familias. Como la mía. Es curioso, porque justo en estos días, alguien muy cercano y muy querido ha librado su batalla personal con el tema. Afortunadamente los tiempos que vivimos permiten que el doloroso trance de "salir del clóset" sea hoy en muchos casos una suave transición. Eso es lo ganado, ése es el resultado del esfuerzo de cada uno y del avance real como sociedad, con y sin matrimonios gay, con y sin adopciones, con y sin Supremas Cortes, pero con Justicia.


A Javis, con todo el cariño

8.08.2010

Huele a teen spirit

El sentido del olfato es, tristemente, el más devaluado entre los seres humanos. A pesar de que más de la mitad de nuestras reacciones diarias están ligadas a él, no le damos la importancia que se merece. Sin embargo, todos tenemos conexiones fuertes con aromas, olores, fragancias que generan evocaciones, recuerdos, nostalgia o hasta excitación.

Supongo que como todos, asocio aromas con personas y  lugares. Además de ello, mi relación con los olores va más allá, ya que a muchas personas, en particular hombres y más en particular romances, se les queda grabado mi aroma. Siempre he dicho en broma que genero más feromonas de lo normal, pero por lo que he visto y leído últimamente, ese podría ser en realidad el caso. Hace tiempo me volví a encontrar con un chico al que conocí hace tiempo, cuando él tenía 18. Fué un encuentro breve, pero no por ello falto de interés. A los pocos minutos de plática, se acercó a mi cuello, aspiró y dijo "Sigues oliendo igual. Nunca olvidé ese aroma". Ello me dejó pensando en todas las veces que he escuchado eso y en que, similar a Grenouille, el protagonista de El Perfume, nunca sabré a que huelo.

Independientemente de este efecto, hablaba al principio de la asociación. Desde muy pequeñito se me han quedado aromas guardados, aromas que a veces dejo de percibir por años, pero que corresponden sobre todo a ciudades. Así, "Huele a Tampico" quiere decir que percibo un olor que es mezcla de aire húmedo, madera y agua con pocas sales; Ozuluama huele muy similar, pero más a campo y a aire fresco; la Ciudad de México para mi olía a agua con cloro y baños limpios, pero con residuos de jabón y ese olor volví a encontrarlo hasta hace unos meses en mi departamento. En fin, desafortunadamente las palabras no son suficientes en estos casos para describir con precisión estos olores, quizá debido justamente a la poca importancia que les damos. Y así como mi lista de canciones, podría ir ligando una lista de olores, sabores, imágenes y sensaciones en la piel para contar mi vida desde el día uno. Sin embargo, después de las canciones irían sin duda los olores. Estarían el olor a coche nuevo, el del mar, el del pan y las tortillas recién hechos (lo juro, podria drogarme con eso), el de la cocina de mi abuela, el del semen, el de los chicles motita de uva, el olor a tierra mojada, el de los bebés, el Jean Paul Gaultier, Carolina Herrera y todos los perfumes que al parecer endulzo...En fin, para ti, a qué huele la vida?

8.04.2010

Y el menú del día es: clítoris en salsa de manzana!

Por favor no me pregunten por qué escribí ese título. Estoy convencido, como decía Nosequién, que a veces intercepto pensamientos que iban dirigidos a otras personas. Es la explicación más plausible, dado que, aún y con toda mi guarrez, mis pensamientos regulares están bastante alejados del tema.

Sí, sé que hay cosas mucho más importantes de que hablar en estos tiempos. Que si la triste situación de nuestro sentido común, de nuestro planeta y de nuestro país, difícil de saber cuál de ellos más vapuleado, ofendido o ignorado. Que si la labor del bloguero, descuidada por este su servidor, de contar el diario acontecer (vaya que ni les he contado que Gilino se lastimó y anduvo con muletas y la pata chueca y todos andábamos con el jesús en la boca porque ya se vienen los ensayos de a chorus line y que tal si quedaba lastimado y si lo corrían y si no le quedaba bien la pata y ya no podía echar ídem). En fin...pero no, que se me vienen esas palabras a la cabeza. Y he repetido hasta el cansancio que las palabras son amigas, así que había que escribirlas, más cuando surgen como una combinación así de inusual, como la que dió origen a esta nación (sí es nación todavía?). Vaya, que debería estar escribiendo sobre entradas que tengo en el tintero virtual desde hace semanas, pero ha sido poca la inspiración y menos el tiempo.

El público de hombres gai de este blog puede incluso sentirse asqueado por la referencia. Les pido tanto una disculpa como un poco más de apertura de mente. Si los otros lectores conocieran detalles de cosas que ustedes hacen con frecuencia, ellos podrían ser los asqueados.

Si algún clítoris lee esto o es seguidor del blog, le pido también que me disculpe. No me malinterpreten, no soy ni clitorífago ni misógino ni nada por el estilo. En realidad ustedes, clítoris del mundo, merecen todo mi respeto y admiración, porque no la llevan fácil con tanta toqueteada y lamida mal dada y niños cabezones raspándoles las orillas al nacer y adolescentes inexpertos maltratándolos. Según yo todos los clítoris llevan a una mujer de paquete, pero uno nunca sabe y más vale ser respetuoso con los lectores, sean lo que sean. Aunque ahora que lo pienso, me gustaría saber si hay algún clítoris que sigue este espacio. Amigo clítoris, déjame tu comentario. Sé que tal vez lees el blog pero te da hueva dejar comentarios porque tienes que escribir pulsando una tecla a la vez, pero te aseguro que los otros lectores y yo te lo agradeceremos como mil orgasmos.

Creo que ya es hora de irme, porque además de ser la hora de las brujas, tengo al lado un folletito con los ejercicios de Gilino Bailarín y estoy viendo que dicen algo sobre la musculatura anterior de la pierna. ¿La musculatura anterior es la que tenía hace un año? ¿Hace cinco? ¿Cuando no iba al gym? Dios. Y luego habla sobre los erectores de los dedos de los pies. ¿Qué hace que los dedos de los pies se erecten? ¿Los hoyos de los calcetines? Mejor me despido, porque se me hace que ya se me están remojando las neuronas. Los quiero, aunque no me comprendan, sniff.