7.18.2009

Tod@s somos manas

Ser amigo de las palabras no significa necesariamente ser amigo de todas. A muchas las conozco desde pequeño (como todos), me han visto crecer y han crecido junto conmigo. A otras más inclusive les daba su alimento y las he visto reproducirse. He ido a visitar a muchas al hospital, temiendo lo peor, pero afortunadamente, mientras exista por lo menos una persona que las conozca, ellas permanecerán vivas.

Sin embargo, como decía, no se puede ser amigo de todas. Incluso hoy, hay muchas que desconozco y por lo tanto no puedo ser su amigo. Y en un pasado no toleraba escuchar a más de alguna. Seguramente usted ha pasado por lo mismo. Pero con las palabras pasa como con todos los seres: solemos juzgarlos por su apariencia o por lo que nos han dicho de ellos, pero no sabemos que son hasta que realmente los conocemos, convivimos con ellos, rompemos el turrón, pues.

En mi lista de amistades más o menos recientes tengo a algunas palabras de las que no toleraba ni la más mínima mención. PENDEJO era una de ellas. Mi relación con pendejo no pudo ser peor (y supongo que a muchos mexicanos les ha pasado lo mismo): lo conocí en un momento difícil, cuando mi papá descargaba su ira contra mí, seguramente por no haber cumplido alguna de sus expectativas. Y volví a toparme con pendejo en momentos en los que sólo me sentía insultado. Para mí, durante mucho tiempo, pendejo era sinónimo de la peor agresión y bajeza.Qué decir del grupo de JOTO, PUTO y MARICÓN. Sonríe, eh? Seguramente usted también tuvo una mala relación en algún momento con ellos. Solían llegar a las reuniones familiares o de vecinos de pronto, muy jocosos, pero siempre acompañadas de amigas indeseables y que hasta llegaban a ofender. Y me identificaba mucho con joto y sus amigos, pero no me acercaba a ellos porque no quería ser identificado con las indeseables. Y también los aborrecí.

El tiempo, que no se cansa y sigue corriendo igual de veloz desde que lo conocí hace treinta y seis años, siguió su trote. Y comencé a conocer el mundo solo, con mucha curiosidad y ganas de aprender de todo. Y me encontré. Y cuando estaba cerca de perderme un día, me volví a encontrar, pero ahora refejado en una mirada. Y ya juntas las miradas, recorrimos mucho mundo y nos fuimos topando con otras miradas parecidas. Y asistiamos a lugares donde nos topábamos con muchas jotas, putos y maricones. Y vimos que no eran malas, ni ofensivas. Eran sólo palabras, como nosotros.

En algunas de las reuniones que menciono, me topé por primera vez con MANA. Pensé que se trataba de una confusión, que era HERMANO, a quien de manera coloquial muchos llamamos MANO. Pero no, se trataba de mana. Y no me agradó cuando escuché su nombre entre tanto hablar chillante y tantos ademanes. Nuevamente asocié a mana con algo desagradable. En esas mismas reuniones me di cuenta de que en el grupo de femeninos de mana había una mezlca terrible, que parecía jocosa: los masculinos y los femeninos intercambiaban sus lugares. Mi parte lúdica sonreía, pero todas mis demás partes dudaban de integrarse a tal sinsentido.

Finalmente, hace bastante poco, conocí a un grupo de amigos. Me recibieron con cariño y pude ver que entre ellos hablaban mucho de mana y sus amigas. Y recordé lo que había aprendido mucho tiempo atrás: son palabras, como todos. Y comencé a socializar con ellas, a aprender de ellas, a vivir con ellas. A más de una traje a vivir a casa y a más de una se las presenté a mi familia. No todas les cayeron bien.
Y ahora, que he compartido amistad, llanto, música, orgías y mucho, mucho tiempo con las palabras que conozco, no puedo más que decir que me encanta ser puto, que cuando mis amigos se quejan de algo les dijo "no seas joto, checabrónmaricón", que cada que me doy un golpe accidentalmente, me grito "pendejo!", que la mayoría de mis amigos son mis manas y que algunas amigas son mis manos.

Como un caso aparte debo decir que, entre mana y yo nos dimos cuenta de que ella aplica para todo. Así, cuando usted necesite hablar de algo serio con su pioresnada, su chacal, su mariachi, pues, una manera muy correcta de abordarlo será: "Mana marido, tenemos que hablar". Por mi cuenta, tengo mana primo, mana vecino, mana amiga y tuve una mana jefe. He considerado el mana papá, pero a veces mi padre es quisiquilloso con las nuevas amistades.

¿Sonríe de nuevo? Seguramente porque ha pasado por algo similar. Hoy en día, aunque los jóvenes y adolescentes tienen grupos de palabras amigas muy pequeños, les es más fácil convivir con varias de las que aquí han sido mencionadas. Y da gusto. Y es sano. Ellos al menos las tratan como lo que son: como palabras hechas y derechas. Así que qué espera: Hágase amigo de esa palabra que nunca pronuncia, de la que considera indeseable, de la que le ofendía! Manee al que pueda, jotee cuanto quiera o enséñele a sus allegados que putear no necesariamente es malo, que caca suena menos tonto que popó y que las putas madres son sexoservidoras que quedaron embarazadas. Usted es lo que es: una palabra.
Cámbiese de sentido,
mézclese,
explótese,
sáquese brillo,
cambie de género, libérese: orine sentado! Sea verbo, acción, poesía. Le aseguro que una palabra es el principio para cambiar al mundo.

7 comentarios:

Saludos dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Champy dijo...

Muy ambicioso y tocas muchos temas, por donde empezar.

Bueno, Yo siempre repito aqui y en China lo mesmo, que haga cada quein lo que le de su rechingada gana, y si alguien se opone, nos lo quebramos!

A mi me han dicho desde Pelón, Champy, Varela, Berna, Teresa, Caye, manita, comadre.... me da igual, mi escencia es la misma y soy el mismo cabrón.

Soy muuuuuuy compartido, todo comparto, absolutamente todo, mi amor sobre todo, mas nunca a mis hombres (de manera conciente), que se compartan ellos solos es otro pedo, y de que los hay los hay.

2046

Noé dijo...

El único "pendejo" que me ha dolido es el de mi madre, porque no me lo esperaba. De ahí en fuera, cualquiera que me haya dicho algo, no se ha quedado impune.

Gus dijo...

Champy:

Ambicioso, puede ser. Me debía esta entrada desde hace mucho y hasta sentí que ya podía dejar de escribir en el blog después de esta (sí, salee). Sin embargo, según yo toco un sólo tema. Claro, las desviaciones y referencias son inherentes a mí y no pude evitarlas, pero lo más importante era hablar de las palabras. Gracias por las tuyas.

Noé:

Lo dicho: duelen como puñalada trapera cuando crees que son ofensivas y vienen de quien menos lo esperas .

Es curioso, lo anecdótico era lo menos importante de este post, lo importante era lo otro.

Joalh dijo...

Ame este post!!!....

Orinare sentado hoy, para hacele tributo!!!!....

y caminare con actitud, de la oficina a la casa!

Besazoooo

Gus dijo...

Joalh:

Es políticamente incorrecto decir que yo también lo amo, pero es así. Cuando terminé de escribirlo tenía prácticamente fiebre. Creo que me define mucho y la neta me dejó contento.

Gracias

Gustavo Escobar dijo...

¡FELICIDADES!

Tienes todo para ser un EXCELENTE ESCRITOR