Cuando Silvestre Revueltas abrió los ojos todo lo que vió fue oscuridad. Una oscuridad densa lo rodeaba por todas partes impidiéndole saber siquiera si su cuerpo estaba ahí. Entonces respiró profundo y supo que todo él estaba ahí, en cuerpo y alma. Volvió a inhalar y sintió el olor. Olía a viejo. Era un olor a guardado, como si todo hubiese estado envuelto siempre en esa oscuridad y la luz del Sol nunca hubiera tocado aquél lugar. Olía a secretos, a palabras no pronunciadas. Olía a rencor rancio. Silvestre tocó su cuerpo. Fuera de un pequeño boxer ajustado, estaba desnudo. Sintió algo rebotando contra su cadera, del lado izquierdo. Era un estuche de costura. Sintió miedo. Entonces lo vio. Enfrente de él, con la mirada fija que sólo el terror puede darnos, estaba el hombre. Pudo reconocerlo fácilmente, a pesar de que no llevaba sus características gafas. Era Luis Echeverría, expresidente de México.
-¿Quién eres?- dijo Echeverría con una voz que apenas y atravesó a oscuridad.
Una corriente de ira subió rápidamente del centro del pecho de Revueltas hasta su cara. Sus manos se calentaron, parecían arder. Cientos de palabras se acumularon en su cerebro, pero no fueron las que salieron de su boca.
-¿Quién eres?
-Soy la justicia.
Silvestre se dió vuelta en la cama para abrazar a Damián. El sol comenzaba a salir, pero se sentía extrañamente cansado. Abrazó a Damián y éste se pegó a su cuerpo. A Silvestre le pareció increíble que un cuerpo pudiera ser tan perfecto. Hoy se cumplían dos semanas. Tal vez iba siendo tiempo de decirle a Damián que tenía que irse. Tal vez era hora de decirle que se quedara. Rozó uno de los pezones de Damián con el dedo medio de su mano derecha y sintió un ligero dolor. Acercó su mano a la cara para ver cuál podía ser la causa del dolor y su corazón dejó de latir por un segundo: todos sus dedos estaban manchados de rojo. Un rumor que venía desde la calle comenzó a crecer.
El rumor comenzó a crecer. La Procuraduría había hecho todo lo posible por evitar que se filtrara información, eran órdenes del Procurador y el Presidente. Dado lo delicado del caso, sólo se podía dar la información del asesinato. Pero la Procuraduría no ha tenido nunca más poder que los medios y ya Loret de Mola lo comentaba en su noticiero: Luis Echeverría Álvarez había sido asesinado en su habitación y nadie había visto nada. La única información que se tenía era brutal: el expresidente había sido encontrado con los labios cosidos y un tubo de metal insertado a la altura del corazón, por donde se desangró. Ni siquiera la puerta de su habitación había sido tocada.
2 comentarios:
Gus se pone Gore...Interesante. Aunque dudo que Echeverría haya tenido corazón alguna vez...
Si lo dijo Loret de Mola entonces es una total mentira.
Uno de los "comunicadores" mas nefastos de este país.
Saludos!
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